sábado, 15 de noviembre de 2014

¿Por qué puedes meter una cuchara en el microondas pero no un tenedor?

¿Por qué puedes meter una cuchara en el microondas pero no un tenedor?



El microondas es un aparato que no falta prácticamente en ninguna cocina, y sin embargo está 
rodeado de misterio para la mayoría de nosotros. Poca gente sabe exactamente de forma teórica
que hace un microondas (más allá de “calentar”) y estamos rodeados de información y 
advertencias infundadas sobre su uso, que suelen ir acompañadas de una explosión: si metes 
algo de metal el microondas explota, si metes un cd en el microondas este explota, si envuelves 
algo en papel de plata el microondas explota… Parece que los microondas o su contenido 
explotan a la mínima, cuando realmente el proceso es mucho más seguro. El de los 
metales en el microondas quizás sea el bulo más extendido, pero si metemos una cuchara
en el microondas se calentará ligeramente sin problema. En cambio, si metemos un tenedor 
veremos un espectáculo de rayos… que son completamente “benignos” y no harán 
reventar nuestro microondas. Para entender este curioso fenómeno debemos comprender 
como funciona un microondas y la diferencia entre cucharas y tenedores (y no me refiero 
a que una sirve para la sopa y el otro para el filete).

Cuando decimos que un objeto está caliente o frío realmente nos referimos a la velocidad 
que llevan los átomos que forman el material. Cuando los átomos se aceleran y chocan 
más entre ellos la temperatura aumenta, y cuando se vuelven más lentos la temperatura 
disminuye. Las consecuencias de esta agitación se pueden observar con facilidad: si 
calentamos agua aumentamos tanto la velocidad de sus moléculas, que estas se separan 
para formar un gas (vapor); en cambio si la enfriamos las moléculas de agua se ralentizan, 
apilándose entre ellas y formando estructuras solidas como el hielo, (aunque realmente 
existen diferentes tipos de hielo según lo rápido que enfriemos el agua y el tiempo 
que le demos a las moléculas de agua para organizarse).

Aunque suene redundante, un microondas no es más que un agitador de átomos y 
moléculas completas mediante microondas. Las microondas son ondas de una frecuencia
 determinada que promueve la agitación de los átomos. Las ondas son realmente 
movimiento capaz de viajar por diferentes medios: cuando tiramos una piedra al agua 
se forma una onda, cuando escuchamos música recibimos en el tímpano una onda que 
viaja por el aire, las microondas son más rápidas y se acoplan con facilidad a las 
moléculas de agua, provocando que se muevan y la temperatura aumente. Como la mayoría 
de alimentos tienen una proporción de agua, al meterlo en el microondas esta agua se agita 
aumentando la temperatura.

El problema a la hora de diseñar un microondas es evitar que las ondas interfieran entre ellas. 
Para evitarlo, el interior de vuestro microondas tiene paredes de metal, excepto en un punto 
que es por donde entran las microondas. La mayoría de aleaciones metálicas tienen la habilidad 
de reflejar las ondas electromagnéticas, haciendo que los microondas reboten como en un espejo. 
De esta manera, curiosamente, un microondas vacío y un microondas con algo metálico dentro 
(incluso papel de plata) pueden ser dañados, ya que permite a las microondas rebotar hasta poder 
llegar al emisor, dañándolo (sin explotar). En cambio, si metemos el trozo de metal en un 
líquido, este acaba absorbiendo las microondas, evitando este problema. Asi, el metal se 
calienta poco en un microondas debido a este poder reflectante, como podéis comprobar 
al poner papel de plata debajo de una pizza para poderlo recoger mejor.

Con esto se explica lo inofensivo de introducir una cuchara, pero ¿qué pasa con un tenedor? 
El problema reside en los electrones del metal, que se ven afectados por las microondas. 
En un metal los átomos están ordenados en una estructura estable que permite a los 
electrones moverse libremente entre los átomos (lo que hace que los metales 
puedan conducir la electricidad). Esto sucede en todos los metales, pero hay un caso peculiar 
que cambia su comportamiento: los metales que acaban en punta. En las puntas residen 
menos átomos y existe menos posibilidad de que los electrones “se paseen” por esta 
región, así que se convierte en una región de entrada para nuevos electrones que 
provengan del exterior. Cuando los electrones viajan de molécula a molécula de aire 
vemos un rayo, por eso los pararrayos son metales que acaban en punta, ya que atrae a los 
electrones del rayo y provocan que caiga sobre ellos.

Al incidir los rayos microondas en el metal los electrones se aceleran y pueden saltar con 
facilidad a otro metal. Las puntas del tenedor actúan atrayendo electrones a través del 
aire produciendo los rayos que se ven al introducirlo en el microondas, estos rayos 
proceden precisamente de las paredes metálicas del microondas o de otras regiones del 
tenedor. El efecto, en menor medida, también se observa si en vez de meter una cuchara 
metemos dos, ya que favorecemos el paso de electrones de una cuchara a otra a través 
del aire (aunque no acaben en punta).

Los rayos que se forman viajan de metal a metal y no dañan ni el microondas ni la comida, 
pero sí que son especialmente espectaculares para los consumidores y provocaban 
demasiadas llamadas de reparación, por lo que se optó por no recomendar su uso con 
metales. El único problema puede aparecer si hay algo inflamable en el interior del 
microondas, como papel o aceite. En ese caso el rayo puede provocar una chispa y 
provocar un incendio. Si después de este artículo quieres hacer la prueba en el 
microondas de tu casa puedes hacerlo, pero antes límpialo bien, si no te arriesgas a 
incendiar tu microondas (aunque siga sin explotar).

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