miércoles, 8 de mayo de 2013


Robar de los ordenadores domésticos imágenes íntimas se ha convertido en un nuevo negocio de la extorsión


«Ratas»: el delictivo ojo que hurga en nuestra vida sexual
ABC
Es conveniente tener siempre tapada nuestra webcam
En estos momentos, miles de ordenadores personales de España están expuestos al espionaje sexual. Miles que alguien puede estar controlando a distancia. Quizás sea un vecino (como el caso del detenido en Zaragoza), quizás alguien a miles de kilómetros, quizás desde otro ordenador situado en otro país... ¿Complicado? No del todo para quien tiene suficientes conocimientos de informática y ningún escrúpulo. Y no son pocos. Técnicamente, es barato: basta uno de los programas denominados «Rats», ratas en inglés, las siglas de «Remote administration tools» (herramientas de control remoto). Son gratis y se pueden encontrar fácilmente por internet. Con ellos, un hábil de la informática puede acceder a través del ordenador de su víctima y de su conexión a internet. Podrá hacerlo «pirateando» su contraseña (también hay programas que permiten hacerlo): si es un módem-wifi, cualquier vecino al que lleguen las ondas que emite; si es una línea fija, a través del propio clave.
¿Alarmante? Sí. Y el día a día lo demuestra. Algunos expertos en seguridad informática lo resumen con esta frase: es más fácil blindarse la puerta de casa para que no entre un ladrón que impedir que nos roben en nuestro ordenador. «Y lo primero que buscan cuando entran en nuestros equipos son imágenes de contenido sexual», explica Chema Alonso, experto en seguridad informática de Telefónica Digital y un referente en este campo en España, que ha sido galardonado en seis ocasiones con los pretigiosos premios Microsoft a profesionales de la seguridad.
A partir de ahí, ¿qué podemos hacer? Tener actualizado nuestro sistema operativo original, dotarnos de las máximas medidas de prevención contra virus y ataques en nuestros ordenadores, no descargarnos programas cuya procedencia desconozcamos, desconfiar de quienes están al otro lado cuando interactuamos en redes sociales... y, aún así, cruzar los dedos.

La webcam, mejor tapada

«Hay que estar siempre pensando que te van a atacar, es la mejor forma de actuar con prevención en internet», explica Chema Alonso, quien da también otro consejo básico: tener siempre tapada nuestra webcam y destaparla únicamente cuando la usemos, porque no sabemos si alguien nos puede estar viendo de forma fraudulenta. «Por algo venden desde hace tiempo las webcam con tapa, o los mac llevan una lucecita que se enciende cuando la cámara se activa», explica este experto. Si es de las de ordenadores portátiles, lo mejor, más sencillo y barato es poner sobre ellas un adhesivo.
Se ha dado un combinación de prácticas que es un apetecible manjar para los dedicados a hurgar en nuestras vidas íntimas: la  informática e internet ofrecen herramientas para entrar en nuestros ordenadores personales, y se ha extendido entre la gente la práctica del«sexting», de mostrarse en actitud sexual o erótica en fotos o videos, sólo o en compañía, ya sea en directo por una webcam confiando en quien está al otro lado, o guardando esos archivos en teléfonos móviles u ordenadores domésticos.
Cuando alguien se hace con nuestros equipos por control remoto, lo primero que busca es eso. ¿Para qué? Algunas veces, por mero morbo o placer personal. Otras, para luego distribuirlas por internet. En ocasiones, con fines lucrativos, bien con la venta de esas imágenes por internet o extorsionando directamente a la víctima, cobrándole dinero (muchas veces de forma reiterada, una vez tras otra) para no divulgar las imágenes que le han capturado. «Hay gente que vive de esto, de lo que saca mes a mes con estas extorsiones», afirma este experto informático.
A veces eso lo nutre el «sexting», el gusto de uno por grabarse o fotografiarse en actitud íntima, para sí o para quien desea complacer. Si eso lo pilla un espía informático desaprensivo, el lío está listo. «El sexting es mucho más común de lo que uno puede pensar, la gente lo hace a diario», aunque la mayoría no sea capaz de calibrar los riesgos a los que se expone frente a espías informáticos, explica Chema Alonso.
Pero otras veces se trata lisa y llanamente de grabarnos sin saberlo, con nuestro propio ordenador y nuestra propia webcam, en nuestra propia casa. El «pirata» que se ha hecho con el control de nuestro equipo es capaz de activar, sin que nos enteremos, nuestra videocámara, bien sea la conectada externamente a nuestro ordenador o la que llevan incorporada, caso de los portátiles.
Otras veces es un «sexting» consentido, pero con engaño. Como el de quien se hace pasar por una atractiva o un otractivo joven para seducir al que o a la que está al otro lado de la red, les excita, se gana su confianza y cuando consigue que se desnuden o que muestre sus dotes sexuales los graba.
Conclusión: cuidado con qué se hace delante del ordenador si tiene webcam, cuidado con las imágenes que tenemos guardadas en él, prevención con quién busca nuestra confianza al otro lado de la red, y máxima protección informática para evitar a los eventuales espías, que nunca faltan.
Chema Alonso ha conocido casos de lo más variopintos. Casos que sirven también de referencia sobre este mundo del espionaje informático de nuestra intimidad y de las prácticas de la extorsión.

No pagó y colgaron sus fotos íntimas

A este experto informático le llamó un día un joven treintañero español: aparecía en fotos pornográficas en facebook. Le habían creado un perfil a su nombre en esta red social, y lo llenaron con sus propias imágenes íntimas que le habían robado de su ordenador tiempo atrás. Lo había hecho su extorsionador. Le exigió dinero para no difundir sus imágenes, él no pagó y esa fue la represalia.

El falso «ligue»

Otro caso conocido por los expertos informáticos, el que se podría denominar el «falso ligue». Alguien contacta con nosotros a través de redes sociales, un o una atractiva persona que se gana la confianza de su víctima. Pero quien se muestra ante la pantalla no es realmente quien dice ser, quizás ha comprado las imágenes, siempre de alguien con encantos. Cuando «pone a cien» a su víctima y esta se suelta ante su webcam, le graba. A partir de ahí, el «falso ligue» ya tiene material con el que satisfacerse o con el que comercializar por internet o extorsionar a su víctima.
Chema Alonso nos cuenta un caso de un «depredador» informático que se hacía falsos perfiles de chicas (él buscaba hombres que se desnudaran) para conseguir que a quienes lograba engañar le mostraran sus encantos al máximo.

Difíciles de pillar

Encima, es difícil de dar con estos «depredadores». Pueden estar en otros países, se complica la investigación policial, interfieren las distintas legislaciones estatales... Pero aún estando en un mismo país, en este caso en España, es complejo dar con ellos porque se esmeran en ocultarse y en borrar sus rastros  por la red, utilizando accesos superpuestos a internet, usando varias conexiones de forma escalonada y acabando en una wi-fi de acceso público... El caso de Zaragoza lo confirma: al hombre de 34 años detenido y acusado de guardar miles de imágenes tomadas furtivamente de y con los ordenadores de cientos de sus vecinos nadie le había descubierto. La Policía fue a por él por intercambio de pornografía infantil a través de internet, y fue después cuando, revisando sus equipos informáticos, dieron con el arsenal de imágenes robadas a sus vecinos, entrando en sus ordenadores y activando sus webcams. Ninguno de sus vecinos llegó a sospecharlo hasta que se quedaron con la boca abierta cuando se lo contó la Policía.

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