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Científicos de la Universidad Virginia Tech en Estados Unidos acaban de presentar un nuevo modelo de batería que funciona con un derivado del azúcar. No es la primera vez que se logra algo semejante. Lo nuevo es que esta nueva batería tiene una densidad que dobla la de las baterías tradicionales de iones de litio, lo que la convierte en candidata firme a sustituirlas en nuestros smartphones o tabletas.
"El azúcar es una de las formas más eficientes que tiene la naturaleza de almacenar energía, así que era lógico intentar dominar este compuesto para generar energía de una forma eficiente y natural" comenta Percival Zhang, profesor de ingeniería de sistemas biológicos y uno de los autores del proyecto, cuyos resultados acaban de ser publicados en la revista Nature
El combustible de esta batería no es exactamente azúcar como la que compramos en el supermercado, sinomaltodextrina, un fino polvo blanco que resulta de la hidrólisis parcial del almidón de maíz. Este polisacárido se combina con enzimas de origen natural para generar electricidad. La batería funciona, por tanto, de manera similar a una célula de combustible como las que se están investigando a partir de elementos como el hidrógeno. En otras palabras, tiene que ser rellenada periódicamente con más maltodextrina a medida que esta sustancia se consume, como si fuera un cartucho de tinta.
El prototipo de esta batería no está listo para su comercialización. Zhang y su equipo necesitan perfeccionar las enzimas para que duren varios años sin tener que reemplazarlas. Los investigadores calculan que las primeras baterías comerciales basadas en azúcar podrían llegar a nuestros dispositivos en un plazo de unos tres años. Aparte de que sus materiales son completamente biodegradables y no afectan al medio ambiente, estas baterías también son ventajosas para la industria electrónica ya que sus componentes son mucho más baratos de producir, y no son peligrosos.
El prototipo de esta batería no está listo para su comercialización. Zhang y su equipo necesitan perfeccionar las enzimas para que duren varios años sin tener que reemplazarlas. Los investigadores calculan que las primeras baterías comerciales basadas en azúcar podrían llegar a nuestros dispositivos en un plazo de unos tres años. Aparte de que sus materiales son completamente biodegradables y no afectan al medio ambiente, estas baterías también son ventajosas para la industria electrónica ya que sus componentes son mucho más baratos de producir, y no son peligrosos.
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