Para muchos de nosotros, el móvil se ha convertido en una herramienta imprescindible en el día a día. Pasamos mucho tiempo mirando mensajes, chateando con los amigos o los compañeros del trabajo o matando el tiempo con alguno de los numerosos juegos adictivos que llenan las tiendas de apps. Pero, ¿hasta el punto de morir por él? Eso es lo que ha ocurrido en Estados Unidos. Una mujer decidió rescatar su móvil de las llamas de su casa después de haber salido del inmueble. Una historia que parece sacada de un capítulo de “1.000 maneras de morir” pero que pone otra vez de relieve la inmensa dependencia que hemos desarrollado respecto a los smartphones.
La triste protagonista de esta historia es Wendy Rybolt, una mujer de mediana edad de la ciudad de Bartonville en Illinois. Durante la madrugada de esta noche (la mañana en España) su casa sufrió un incendio del que pudo salir junto a su hija. Pero una vez fuera la mujer se dio cuenta de que había dejado dentro del inmueble su smartphone. Sin ser consciente del peligro que corría (o quizás sí) decidió que no era tarde para volver a entrar en la casa y rescatar el teléfono. Una decisión que resultó fatal, ya que el humo dentro de la casa le hizo perder el conocimiento y para cuando los bomberos llegaron les resultó imposible reanimar a la víctima.
Dejando a un lado la terrible decisión de Wendy Rybolt, el problema en este caso fue la presencia de una gran cantidad de dióxido de carbono, un gas que puede provocar la muerte en apenas unos minutos y que actúa en muchos casos sin que ni siquiera la víctima se dé cuenta del peligro que supone. Un caso que vuelve a dejar constancia de la enorme importancia que han alcanzado los smartphones en nuestra vida, muchas veces incluso por encima de lo razonable. Y algunas veces, incluso, con actos que a simple vista pueden ser considerados una verdadera locura.
Hace pocas semanas, contábamos la noticia de dos personas que también murieron por tratar de rescatar un móvil. En este caso, el smartphone de una mujer cayó en una letrina y terminó en una fosa séptica. Uno a uno, los miembros de la familia entraron en la fosa y perdieron el conocimiento por los terribles olores. Al final, tanto el marido de la mujer como su madre perdieron la vida y otras tres personas tuvieron que ser hospitalizados. Una verdadera tragedia que se replica cada cierto tiempo en distintas partes del mundo.
Todos estamos amenazados por esta dependencia, aunque nuestra primera reacción pueda ser la de desmarcarnos de estos tristes protagonistas. Pero llegado el momento, la consciencia del peligro puede evaporarse ante la importancia que ha cobrado el móvil. Viene bien pararse de vez en cuando y recordar que los smartphones, por muy útiles que sean, no son más que aparatos electrónicos que se pueden reemplazar con sencillez. No como las vidas de estos trágicos protagonistas cuya muerte se podía haber evitado fácilmente.
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