El GPS coloca el espionaje al alcance de todos.
Cuando escucho hablar sobre algún escandalo sobre espionaje y el revuelo que se arma al respecto y como gobiernos reclaman enfurecidos ya que se siente ofendidos por que algún país los está espiando, solo me causa risa, en la actualidad todos espían a todos con mayor o menor grado y esa es parte de la naturaleza humana y más aun si se trata de gobiernos con razón o sin ella. No hace falta ser un experto en el área para saber que gobiernos como el de Estados Unidos, China, Rusia, Cuba entre otros, tienen como política de estado espiar tanto a sus ciudadanos como otros países, el asunto no es que lo hagan, es que lo descubran, igual pasa a nivel personal, cuando padres, novias o esposas intentan averiguar la vida de sus hijos o de sus parejas y para ello utilizan los medios a su alcance, ¿quien no ha escuchado a alguien decir que quiere hackear la cuenta de Facebook de su novia por ejemplo?, y la tecnología actual le facilita la tarea a propios y extraños para ese fin.
Existen un mantra tecnológico asumido por el imaginario colectivo global según el cual la tecnología es ideológicamente neutra. Por sí misma, no se puede considerar buena o mala: son los usos que el ser humano hace de ella los que pueden transformar una determinada innovación en un problema.
Mientras Edward Snowden, en su ronda de conferencias, amenaza ahora con revelar nuevos datos que volverán a sonrojar, todavía más, si cabe, a los gobiernos occidentales, existen suficientes precedentes para asumir que las tecnologías de la información han sido utilizadas, de la forma más vil, para espiar a la sociedad civil.
Las herramientas de geo localización y posicionamiento basadas en la tecnología GPS forman parte esencial de la ecuación del espionaje masivo. Pero no sólo hablamos de gobiernos, cuyas prácticas quizás están más alejadas del usuario medio, que en general observa de manera despreocupada este tipo de noticias, como si formaran parte del decorado de nuestra época.
Repasamos las líneas maestras de la tecnología GPS a nivel de usuario, apuntando una serie de consejos para asumir la responsabilidad sobre el control de las herramientas de geo localización.Tampoco se trata exclusivamente de empresas. A estas alturas, sabido es por la inmensa mayoría de usuarios que los estudios de mercado de las marcas están basados en los datos que recopilan a través de las diferentes redes, en muchas ocasiones a través de la información que extraen mediante el GPS.
Hoy por hoy, más allá de los agentes institucionales y corporativos, esta tecnología basada en una red de satélites, y controlada desde el punto logístico por Estados Unidos, a la espera de que Europa lance el sistema Galileo, y China Beidou, se ha convertido en una arma contra la privacidad democratizada por completo, llegando a manos de los usuarios particulares a través de aplicaciones de espionaje.
A continuación, repasamos las líneas maestras de la tecnología GPS a nivel de usuario, apuntando una serie de consejos para asumir la responsabilidad sobre el control de las herramientas de geo localización.
Espiar a tu pareja
En el caso de menores de edad, cuyos padres instalan en sus teléfonos herramientas, como Amber GPS Alert, para saber en todo momento dónde están, tras pactarlo con ellos, el GPS es una excepcional herramienta, del mismo modo que la nueva ola de aplicaciones para ligar, como Badoo, donde el sistema puede rastrear a los pretendientes que se encuentran cerca.
Sin embargo, en las tiendas de aplicaciones se están extendiendo como un reguero de pólvora las apps para espiar a tu pareja a través del GPS, sin su consentimiento, como mSpy. Basta con buscar en Google 'aplicación para espiar a tu pareja' y aparecerán cientos. Las venden diciendo cosas así: 'conoce todo lo que hace tu mujer'. Existen muchos casos de personas que cogen el teléfono de su pareja, cuando está descuidada, e instalan en su teléfono una de estas apps ocultas. Entonces, se ponen a vigilar, y pueden conocer su posición en todo momento.
No obstante, también existen estafas. "Hay otras que son timos. Te dicen que si compras la app y pones el número de teléfono que te interesa rastrear, ya puedes tener acceso a su posición, pero esto no es técnicamente posible. Y cuando reclamas no te devuelven el dinero".
La nube de Apple
Una de las brechas de seguridad más comunes vinculadas al GPS está relacionada con la nube de Apple, el sistema iCloud. Puede que mucha gente no lo sepa, por eso es importante contarlo. En infinidad de casos la gente usa el correo de Apple con una contraseña muy sencilla, porque no le da importancia.
Apple te ofrece que guardes tus datos en la nube, entonces, los usuarios que tienen activado el servicio de localización por si pierden o les roban un dispositivo, se ponen en peligro. Este servicio es muy bueno, pero si yo estoy interesado en vigilar la posición de alguien, y voy probando nombres de usuarios, o adivino la contraseña, algo que es muy sencillo, a partir de ese momento tengo la posibilidad de conocer en todo momento la posición de alguien en un puntito verde sobre un mapa.
Por eso los usuarios deben ser conscientes de que cuando escriben una contraseña para una aparentemente inofensiva cuenta de correo, ésta no sólo servirá para proteger el contenido de la bandeja de entrada; también para salvaguardar la información sobre dónde nos encontramos en determinado momento.
Truco o trato
En cuanto al ecosistema de aplicaciones que se descargan o se compran en las diferentes tiendas online, como Google Play o Apple Store, los permisos para la activación del GPS se han convertido en una norma. El problema es que, en muchas ocasiones, no necesitan esa información, aunque la establecen, a modo de chantaje, como norma ineludible para que funcione la app.
Ocurre una cosa muy curiosa. Cuando instalas una aplicación Android, siempre aparece una ventana con los permisos que el fabricante solicita, pero resulta que muchas requieren el acceso a la localización, cuando es más que evidente que no lo necesitan. Por ejemplo, he visto el caso de una app que lo único que hace es activar el flash para convertirse en una linterna, y solicita el acceso al GPS. Es el usuario quien debe decidir si acepta la instalación de una aplicación que, en realidad, no sabes lo que hace.
En el caso de Android, éste es el modelo de seguridad establecido. No tienes otra opción, aunque en el caso de Apple ni siquiera te preguntan. No existe ningún tipo de aviso por parte de las aplicaciones que instalas.
En Android no tienes otra opción que dar permiso a la aplicación si quieres usarla, aunque en el caso de Apple ni siquiera te preguntan. No existe ningún tipo de aviso por parte de las 'apps' que instalasEn este caso, el usuario tiene la opción de entrar en el apartado Ajustes de su dispositivo, y a continuación, en la pestaña Privacidad, tiene la posibilidad, no sólo de bloquear la opción Localización para el dispositivo en general, sino también de desactivarla en cada una de las aplicaciones, una a una. No obstante, nos hemos encontrado casos de apps que no aparecen en esta lista, actuando en segundo plano.
Una cuestión de confianza
En un sector, el del GPS, donde se ha descubierto que Tom Tom ha llegado a utilizar los datos de los conductores para ayudar a la policía a establecer controles; y en el que el vicepresidente de Marketing y Ventas de Ford ha afirmado recientemente que saben "quién vulnera la ley gracias a nuestro GPS", la relación entre los usuarios y los diferentes servicios que incluyen herramientas de localización se basa en la confianza.
Aunque leas la política de privacidad de Google Maps, nunca vas a tener la certeza absoluta de que al hacer una petición a su servidor sobre una posición en un mapa esa información no se va a relacionar contigo. Depende del nivel de paranoia del usuario, del grado de privacidad en que se sienta cómodo viviendo. Tiene que ver con la importancia que un usuario le otorgue, por ejemplo, al hecho de que las empresas de marketing recopilen los datos sobre su posición en un centro comercial. Ahora bien, para alguien que esté amenazado por un grupo terrorista, pongamos por caso, es una cuestión delicada.
Técnicamente, ni siquiera podemos estar seguros de que nuestro smartphone deja de transmitir información sobre posicionamiento cuando está apagado. Mientras tenga energía, cualquier teléfono puede emitir su posición, por eso sólo se puede estar seguro si se extrae la batería; incluso al estilo Edward Snowden, que en sus reuniones secretas introduce el móvil dentro de una nevera para aislar la emisión.
La información del GPS se puede presentar perfectamente a una aplicación, o a diez, sin que jamás lleguemos a saber nada. En ese sentido, las herramientas de software libre, como Open Street Maps,en cuyo código se puede verificar cualquier puerta trasera, son una solución idónea, aunque de momento no compiten en igualdad de condiciones con las grandes corporaciones, como Google, que ha creado una especie de monopolio global de los mapas, con una capacidad superior para llegar a los usuarios.
En muchos países ya existen cámaras por doquier, listas promovidas por el gobierno para “llevar el control de algo o simple estadística” y pare de contar por lo que al salir de tu casa o hasta dentro de ella, no sabes quien esta poniendo atención a tus movimientos.
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