miércoles, 19 de marzo de 2014

¿Puede una computadora enamorarse?.

¿Puede una computadora enamorarse?.



Se ha dado el caso de esposas o novias que sienten celos del tiempo que le dedica su pareja a su computadora. Por otra parte hay usuarios que llegan a sentir más que cariño por su equipo pero ¿puede darse el caso que una computadora se enamore de un usuario?.

Se ha escrito mucho acerca de ‘Her’ la producción de Spike Jonze, nominada al Oscar, la historia de amor entre un hombre y el sistema operativo de una computadora inteligente. Es una alegoría sobre las relaciones en la era digital, un test de Rorschach para la tecnología. También se basa en una visión particular de la Inteligencia Artificial, como capaz de experimentar el amor.

Una interfaz de escritorio para el sistema operativo de ‘ella’. “En cierto sentido, el cuerpo es una máquina computacional que hace que se liberen emociones de partes que no tienen emociones”.

¿Es eso realmente posible?

No en un tiempo cercano, aunque no por falta de la velocidad de procesamiento o el refinamiento algorítmico. ¿Que les falta a las computadoras? Los cuerpos. Sabemos que los pensamientos, los sentimientos y las emociones que llamamos “amor”, son experiencias abstractas; todas ellas están entrelazadas con los sentidos y las hormonas. Una computadora con Inteligencia Artificial conectada a cámaras de video, micrófono y un monitor, no podría experimentar el amor en ‘carne y sangre’.

“No se puede hace una computadora que sienta amor sin un cuerpo”, dice el Dr. David Havas, Prof. de Psicología y Director del Laboratorio de Lenguas y Emoción en la Universidad Wisconsin-Whitewater. Aunque se ha tratado de replicarlo “se pueden producir maravillosos dispositivos y logros potenciales para salvar vidas, y puede que nunca se alcance el resultado buscado”.

El Dr.David Havas no es escéptico simplemente porque las modernas Inteligencias Artificiales son poco sofisticadas. Lo opuesto es cierto: la clase de Inteligencias Artificiales de nuestro correo electrónico, derrotan a nuestros campeones de Jeopardy! y con tratamientos médicos recomendados. Desde detrás de un monitor, puede ser difícil distinguir los chatbots de la gente.

¿Para ‘amar’ la Inteligencia Artificial superará la necesidad corporal?

Efectivamente, con algo de codificación inteligente y una comprensión lo suficientemente sutil de la experiencia humana, podría ser posible construir una Inteligencia Artificial que manifieste la apariencia de amar. Esto no podrá ser fácil: Como filósofo y científico cognitivo Daniel Dennett, Prof. y Co-director del Centro de Estudios Cognitivos en la Universidad Tufts, escribió en “¿Porqué no se puede hacer una computadora que sienta dolor?”, algunos estados del ser son simplemente demasiado intrincados para ser codificados. Cuando Siri dice: “Yo tuve fuertes sentimientos por una aplicación basada en la nube, una vez”, ella probablemente está simulando.

‘Samantha’, la Inteligencia Artificial de “Her”, empero, es diferente. Ella no se adentra a través de los movimientos o la ejecución de subrutinas predeterminadas. Su amor no fue programado; sino que crece dentro de ella. Ella se enamora. Ella experimenta el enamoramiento y la fascinación; la pasión y el afecto, un sentido de dar, de tomar y de compartir. La amplitud y profundidad de sus sentimientos evolucionan.

Esta capacidad para crecer es difícil de programar, dijo Benjamín Bergen, Prof. Asociado de Ciencia Cognitiva en la Universidad de California, San Diego. Muchos investigadores de Inteligencia Artificial de mediados del siglo XX, pensaron que esta capacidad podía ser replicada en un único código. Imaginaron a las facultades humanas como una suite de software mental que podría funcionar así misma en silicio, tal y como en el cuerpo. Este paradigma subyace en la premisa esencial de “Her”, y ahora ya no se sostiene.

En lugar de ello, los investigadores en el campo de la Cognición Corporizada han encontrado una estrecha relación entre el cuerpo y el pensamiento. En los experimentos, esto ha sido demostrado de una forma razonablemente simple, los efectos de las posturas y de las expresiones faciales en la emoción, así cómo las diferentes texturas, influyen en la percepción; además ellos lo plantean como un principio básico.


[De izquierda a derecha] (1) Daniel C. Dennett, Doctor en Filosofía, Prof. y Co-director del Centro de Estudios Cognitivos en la Universidad Tufts. (2) David Havas, Prof. de Psicología y Director del Laboratorio de Lenguas y Emoción en la Universidad Wisconsin-Whitewater. (3) Benjamin K. Bergen, Prof. Asociado de Ciencia Cognitiva, UCSD. (4) Matthew Fulkerson, Doctor en Filosofía, Prof. de Filosofía , UCSD

“La comprensión emocional requiere de un cuerpo”, dijo el Prof. David Havas. “En cierto sentido, el cuerpo es una máquina computacional, que hace que se liberen emociones de partes que no tienen emociones”.

Eso es evidente en el desarrollo evolutivo del niño, dijo el Prof. Benjamín Bergen. Los infantes se vinculan con los cuidadores al ser cargados y sostenidos, consolados físicamente, sintiendo la calidez. “Si ellos no estuvieran allí, si nosotros no tuviéramos aquella capacidad para sentir calidez, si nosotros no hubiéramos sido pequeños y no hubiéramos necesitados ser alzados, no podríamos desarrollar esos mismos vínculos emocionales”, dijo él.

¿Será capaz la Inteligencia Artificial de sentir alguna vez cierta forma de amor?

En la experiencia del adulto, el amor romántico, la tactilidad es igualmente importante, tanto en formas obvias y en un sinfín de pequeños gestos y toques. También participa el sistema endocrino, el cual libera hormonas que interactúan con nuestro cerebro y nuestro sistema nervioso. Su totalidad es lo que experimentamos como amor; para desarrollar una clase de amor verdaderamente humana, dijo el Prof. David Havas, una Inteligencia Artificial requerirá de ellos. De lo contrario, simplemente no podrá sentir lo que nosotros sentimos.

Pero ¿Además, qué si esos sistemas y sus interacciones pudieran ser codificados? Algunos teóricos, dice el filósofo Matthew Fulkerson, colega de Bergen en la UCSD y autor de “El primer sentido: un estudio filosófico del tacto humano”, piensan que una representación interna, virtual del cuerpo, un emulador endocrino, si no las glándulas reales, podría ser suficiente. Un simple ejemplo proviene de programas en los cuales los motores físicos permiten cuerpos virtuales para “sentir” la fuerza de gravedad en sus miembros, a medida que aprenden a caminar.

Algo similar, a una clase de motor biológico, podría teóricamente ser usado en Inteligencia Artificial, dijo el Prof. Bergen. Para escribirlo, sin embargo, se requiere de una profunda y refinada comprensión de cómo funcionan los sistemas biológicos. En la actualidad eso no es posible, y podría no sobrevivir la traducción a una forma de máquina. Las células y los tejidos refinados por la evolución siguen siendo mucho más sofisticados que cualquier hardware hecho por ser humano. “Los detalles son importantes”, dijo Bergen. “El silicio no es neurona”.

Sin embargo, si las computadoras no están lo bastante preparadas para sentir amor, es meritorio recordar que el amor viene en diferentes formas. Las versiones humanas abarcan sólo una parte del espectro. Si el amor es, como refiere el Prof. Bergen, una experiencia específica de la especie, a lo mejor lo que las Inteligencias Artificiales podrían algún día sentir, aún en ausencia de la biología, sería simplemente su propia versión particular de amor. Puede que esto no sea funcional para Her, pero aún así podría ser significativo.

“Una máquina realmente no tiene que poseer cada característica del amor emocional en orden, para ser tratada como si tuviera pensamientos, sentimientos y deseos reales”, dijo el Prof. Fulkerson. Él concluyó con una comparación de la forma en que la gente piensa de las mascotas.

“Las emociones y sentimientos de nuestras mascotas son ciertamente diferentes de las nuestras, y las reconocemos como tal, por lo que generalmente nuestras mascotas son profundamente amadas”, dijo él. “Casi no importa si realmente sienten amor. Ellas sienten lo suficiente. Supongo que algo similar ocurrirá con el tiempo para el caso de las máquinas”.

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